La comida es cultura… de eso no hay duda.
Uno de los elementos más representativos de una cultura es su comida, incluso más allá del lenguaje, el cual puede ser compartido por varias culturas a la vez. La comida forma parte de las tradiciones, de los rituales, de las creencias, de la memoria colectiva y de la cotidianeidad de un pueblo. A su vez, forma parte del individuo de manera única y muy personal, al ser conducto de sensaciones que remiten a emociones, a recuerdos, a vivencias propias.
La cultura de la comida envuelve áreas muy amplias que no sólo incluyen el acto de comer o los ingredientes y recetas usados en cocina, sino que también comprende los procesos de producción, venta y consumo de los alimentos… los espacios donde se come, se prepara la comida o se desecha… las formas, normas o modales a la hora de sentarse a la mesa, o como se da hoy en día, de no sentarse a la mesa, de comer en el coche, en el transporte público o directamente en la oficina, ya que todo ello refleja la cultura de la comida de una época o lugar específicos. Abarca también los simbolismos y prohibiciones que puede llegar a tener el alimento… dentro de un ritual, una ceremonia, una religión o una sociedad determinada.
La cultura de la comida está presente cada día, en la vida de un individuo, por lo que come o deja de comer… en la vida de una sociedad, por cómo o cuándo se come… en la vida de una ciudad, en lo que ofrece o no ofrece, dónde y cómo lo ofrece…
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